martes, 6 de septiembre de 2011


El ego es la suma de nuestros defectos psicológicos los cuales, habitan en nuestro mundo interior y fueron creados inconscientemente por nosotros mismos.

Esos defectos se nutren de las energías de pensamientos desquiciados.
No hay nada de divino o superior en el ego; él es realmente la causa de nuestros sufrimientos, inconsciencia, errores, vicios, temores, etc.

En el antiguo Egipto, el ego era conocido como los demonios rojos de Seth.
En el Bhagavad-Gita el ego está simbolizado con los “parientes” con los cuales Arjuna debería trabar  terribles batallas.
En la mitología, el ego es representado por Medusa, causadora de todo tipo de sufrimientos al hombre. Su mirada hipnótica convierte en piedra a quien la mira, y que es degollada por la espada de Perseo.
Miguel Ángel. Es el ángel guerrero, el conquistador de Lucifer (el ego, nuestro peor enemigo), poniendo su pie sobre el adversario, amenazándole con su espada o traspasándolo con su lanza. 
Xibalbá se traduce como demonio, los señores y pobladores del inframundo son la viva representación de los agregados psicológicos que interiormente cargamos. 
Mayas, Según la leyenda Maya los señores de Xibalba son los enemigos de hombre, los que producen enfermedades y la muerte.
Budismo, abandonó el príncipe Sidarta Gautama su hogar y salió en búsqueda de la verdad, el porqué del sufrimiento, la vejez y la muerte. Predicó la aniquilación del yo (egoísmo, lujuria, malos sentimientos, el error...).

El ego es la fábrica de pensamientos que hemos hecho realidad; es el miedo a dejarnos llevar por un halo de esperanza que nos conduzca al verdadero amor; es la culpa, es el odio a nosotros mismos y, por consiguiente, a los demás, (aunque no nos demos cuenta).
La naturaleza real del Ser Humano es de infinita compasión y Amor. Existe sólo para dar. Así que al ego le fue permitido coexistir con nosotros los humanos, y, gradualmente, como un parásito alimentándose de su anfitrión, se ha apropiado de todo nuestro funcionamiento.
Literalmente, ha tomado el control de todo lo que la mayoría de nosotros pensamos, sentimos y creemos.
No hay nada que el ego, defienda con mayor pasión que su derecho a “tener la razón”, aunque el precio por ese triunfo sea la pérdida de la paz, la compañía, la amistad e incluso el amor.
Su existencia depende de ti porque el ego es una creencia tuya.

El ego no es más que una confusión con respecto a tu identidad. Él depende de tu mente, y tal como lo inventaste creyendo en él, puedes asimismo desvanecerlo dejando de creer en él.
El ego, es muy listo; lleno de recursos puede manipular  y adaptarse  a cualquier circunstancia para evitar su detección y expulsión.
Sentir culpa o culpar a otros por lo que se hace o se siente, es prolongar la permanencia del ego, fortaleciéndolo.
El sentimiento de culpa refuerza al ego.
Vemos lo que queremos ver o lo que necesitamos ver. No podemos cambiar el mundo, pero podemos cambiar la forma de mirar al mismo.
Sustituimos la culpa de nuestro ego, (que hemos hecho realidad), por lo real de nuestra identidad como espíritu, la cual (la chispa de divinidad que poseemos) nos lo recuerda constantemente; pero el ego se encarga de decirnos que no es así.
¡Háblale a esa esencia divina y pídele que te aclare tus pensamientos!

El ego es un falso Yo con el que usualmente el individuo se identifica y por el que se siente separado. El ego, es solo una creencia. De ninguna manera es real. Es un falso sustituto de quien realmente eres. El ego es un sistema de pensamiento demente que hace que surjan la maldad, la culpa y el miedo, como sus testigos preferidos.
El ego es el que fabrica todos nuestros problemas. Todo aquello que nos causa miedo en todas sus manifestaciones: incomodidad, malestar desazón, irritación, preocupación, y cuantas emociones y sentimientos que no sean Amor, son fabricados por el ego.

       Todo aquello que hace daño, es ego.
       Toda aquella visión que señala diferencias de cualquier tipo, es ego.
       La arrogancia y el orgullo, son ego.
       Aquello que juzga, es ego.
       Aquello que se ofende, es ego.
       Aquello que duda, es ego.
       Aquello que teme, es ego.
       Aquello que sufre, es ego.
       Aquello que se ve y se siente especial, es ego.

El solo sentimiento de sentirse en desacuerdo con los demás, es ego, porque en el fondo se esconde un sentimiento de odio o de superioridad.
Lo único que puede impedirnos ver hacia dentro y descubrir al ego, es el propio ego, ya que con solo verlo, éste revelaría lo ilusorio de su naturaleza, y, por lo tanto, quedaría expuesto a luz y al amor.
La luz y el Amor disuelven toda presencia del ego, ya que el amor sana nuestra mente y nos permite exteriorizar a nuestro verdadero Ser.
El amor es lo único que se puede conocer, ya que sólo el amor es real, Y, por lo tanto, sólo el amor tiene sentido.
El ego está seguro de que el amor es peligroso, y ésta es siempre su enseñanza principal. Pero nunca lo expresa de ese modo.
Por el contrario, el ego parece estar profundamente inmerso en la búsqueda del amor.

El ego, aunque alienta con gran insistencia la búsqueda del amor, pone una condición: que no se encuentre.
Sus dictados, por lo tanto, pueden resumirse simplemente de esta manera: "Busca pero no halles".
Esta es la única promesa que el ego te hace y la única que cumplirá.
Y como te enseña también que él es tu identidad, su consejo te embarcará en una jornada que siempre acaba en una percepción de auto-derrota. Pues el ego es incapaz de amar, y, en su frenética búsqueda de amor, anda en pos de lo que teme encontrar.

Hay que intentar diferenciar la voz del ego, y la de tu verdadero Ser. ¿Cómo? Solamente, hay que detenerse y preguntarse: ¿Cómo me hace sentir este pensamiento? ¿Me siento tranquil@ y en paz con esta decisión? ¿Estoy completamente segur@ de que esto es lo mejor?
Si la respuesta es: ¡No! Además se pueden practicar los siguientes consejos:

  • Escucha a los demás y no te centres en ti mismo. Durante las conversaciones, concéntrate en lo que la otra persona está diciendo y no en lo que tú estás sintiendo o pensando.
  • Trata de borrar de tu mente la palabra "especial". Especial implica “mejor que”, o más importante que. En realidad todos somos especiales; por lo tanto, nadie necesita la etiqueta de "especial”.
  • Practica la meditación diaria o el acallar la mente para deshacer la ilusión de que estás separado del universo.
  • Trata a los demás como te gustaría que los demás te trataran a ti. Poco a poco verás, cómo te sentirás conectado con todo y con todos, y experimentarás un sentimiento de bienestar cada vez, más profundo.
  •  Evita criticar, juzgar o evaluar a los demás.
  • No impongas tus puntos de vista. Da oportunidad a los demás de expresar sus sentimientos, pensamientos o creencias, y escucha con respeto y atención, aunque no estés de acuerdo.
  • Existen muchos “mundos” en este mundo, y no necesariamente el que sean diferentes quiere decir que estén mal.
  • Examina, ¿en qué te beneficia sentirte  ofendido? Lo que ofende es obra del ego; Está en tu mente. Tú decides si aceptas una ofensa o no.
  • Recuerda: ¡Nadie te ofende!
  • Definitivamente, es recomendable guardar silencio, cuando es necesario y no dejar que el ego se alimente de los halagos, o profiera ofensas a los demás.
  • Da más de ti mismo a los demás y pide menos a cambio.
  • Pon fin a la búsqueda externa de la libertad y conoce el sabor de la auténtica libertad que es la comunión con tu verdadero yo.


La auténtica libertad no necesita nada para demostrar su existencia. Sólo siendo Auténticamente libre podrás amar, porque no existe Amor sin libertad.
Practica:
       El perdón
       La tolerancia
       El amor
con todas las personas y te sorprenderá el descubrir, cómo cada azucena de perdón que ofreces a tu hermano, regresa a ti, como un regalo de paz, tolerancia y amor.

No se trata de dejar de ser tú mismo. Por el contrario, se trata de:
       Re-descubrirte
       Ser libre
       Ser Tú otra vez.
       Dejar de lado las máscaras y las poses.
       Dejar la falsa imagen que has creado y has creído que eres.
       Dejar de sufrir y ser feliz de nuevo.

Se trata de liberarte de la carga del orgullo, el resentimiento y el dolor.
De amar sin miedo, de confiar otra vez, de creer y estar abierto a recibir todas las bienaventuranzas que este mundo tiene para ti.
De liberarte de las poses, los prejuicios y el sufrimiento.
Abrir los brazos y recibir todo el amor que está disponible solo para ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario