"Tengo mala suerte" "Todo me sale mal".
Unos más que otros, pero demasiados, sufrimos por sentirnos victimas de esta fustración. La verdad es que es más fácil justificar nuestros propios errores con una supuesta mala suene, que molestarse en averiguar cual es el motivo verdadero de que las cosas no nos hayan salido como pensábamos o como deseamos.
Realmente no existe ni la buena ni la mala suerte, sino oportunidades que están por llegar. De nosotros depende el resultado. Con iniciativa, preparación y confianza podemos aprovechar estas ocasiones, en lugar de perdernos en lamentaciones que sin duda no sirven para nada.
Lo que llamamos buena suerte es, en gran medida, el resultado lógico de una mentalidad positiva y de actuar con sensatez.
Cuando asumimos una actitud pasiva podemos sufrir toda clase de infortunios.
Solemos atribuir al azar los resultados negativos y a nuestra estrategia y a nuestro buen hacer los éxitos que conseguimos.
Encontramos muchas razones para aceptar esa supuesta mala suerte, incluso podemos culpar a la sociedad de nuestras desventuras, pero así nunca asumiremos la parle de responsabilidad que nos corresponde.
Conforme pienses te irá la vida.
El uso que hagamos de nuestras capacidades determinará nuestro destino.
Cuanto más intentemos y nos esforcemos en cambiar nuestra suerte más seguros y confiados nos sentiremos.
Todo lo que nos pasa es simplemente la consecuencia de nuestra actitud ante la vida. No existe ni la buena, ni la mala, suerte.
Cuanto antes nos demos cuenta y dediquemos nuestro tiempo y esfuerzo a la consecución de nuestros objetivos, mucho mejor nos irá la vida. Sin ninguna duda.
Que la suerte te acompañe.
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